Nunca busques
en el otro
la
aterradora
ilusión del diálogo

// J. Baudrillard

helga


Es sábado y se levantó a las 15hs. Llamó a Aurora para ir por un café al café que queda a 4 cuadras de su casa. Saluda al mozo, "yuli como andas, amor traeme un cortado"
Helga tiene 76 años, muchas arrugas y mucho maquillaje sobre ellas. Es una de las pocas que va quedando viva del barrio, según dicen. Es modista jubilada, aunque dicen que la hija le pasa plata, ya que con su jubilacion no podria vivir como lo hace.
Helga vive sola, le gusta el tango y la salsa. Fuma esporadicamente.
Le gusta citar a Nini Marshal y leer una y otra vez La Metamorfosis antes de acostarse.
El viernes a la noche salió al baile con sus amigas como siempre. Bailó como una loca. Un viejo vestido de traje y corbata llamativa que se presentó la invitó a bailar. Ella pensaba que era un bobotrón y sutilmente le gritaba en su cara: "movete, dale, movete!" haciendo unos movimientos con las manos. Cansada y toda transpirada se fue a un sector menos luminoso del salón, sacó una toalla de su cartera y se empezó a secar. Refregó la toalla por su abdomen, y por su espalda. El viejo la miraba espantado, pero se ve que le gustó eso y siguió acosandola.
Ella dice que a esta edad precisa uno de 45, por que no quiere un viejo con mal aliento como el de la cola del banco o como el del baile.
Cuando se junta con la vecina a chusmear hablan de enfermedades, y del colágeno que se puso la Esther. Ella dice que le quedo horrible por que tenia tremenda boca para ponerse colágeno y que te chupa la cara cada vez que te saluda, ( hace un ademan) y se rie a carcajadas. Mientras gana todos los partidos de truco grita y toma whisky y se siente muy feliz ya que esas son sus mejores victorias.

1 comentario:

Nacho dijo...

Buena la descripción de los hechos, hasta me parece que falta pila de la historia, por lo menos en la parte amorosa del personaje

lindo

human_are_
not_human

un montón de basura