saudade

Miró como quien mira algo imperfecto preguntándose que es lo que lo hace tan bello. Siguió unos pasos, dudó, retrocedió y sacó la foto. Siguió caminando por el lado del solcito.
Compró un helado de crema americana y chocolate y se sentó en el cordón de la vereda, cuando estaba por terminarlo se levantó y mordiendo el cucurucho se fué caminando lentamente.
Tenía la cámara siempre encima por si le sorprendía alguna cosa. No tenía mucha idea de por que salió a esa hora y por esa calle, pero algunos lugares aseguraban el saudade.
Estaba transitando una neutralidad vacía y opaca, un tanto soportable pero sin movilidad mas que la rutina del reloj,todavía sentía aún esa ansiedad novedosa y atractiva por la incertidumbre, el miedo y la inestabilidad controlaban el resto del día pero en la práctica no se percibía.
Nada llegó a sorprenderle. De vuelta en su casa, parado en medio del living se le vinieron a la cabeza en forma de culpa la agenda completa de compromisos que evadió. No sabiendo que hacer, tomó el teléfono para llamar al delivery.
Se acostó en el sofá y se durmió con alguna película a la cual no prestó atención conociendo la insatisfacción que iba aseguir dias después. La música se había vuelto randómica al igual que el tipo de café que tomaría. Se había acostumbrado a vivir vidas ajenas y se olvidó de como era encargarse de la suya. No tenía intereses. Todo se había ido esa noche. Sabía que con simples deciciones podía cambiar aunque sea el curso de alguna variable, pero no tenía ganas.